Solicitud de Canon

Me gustaría solicitar a Regina Mills/La reina malvada. Aquí mismo dejo mi prueba

-Y viví feliz por siempre jamás.

Así me despedí de aquel mundo mágico que tanto me había arrebatado y que tan poco me había ofrecido.
Con una sonrisa en la boca dejé que mi propio hechizo me envolviera como una suave manta de niebla morada. Cerré los ojos e incliné hacia atrás mi cabeza. Quería notar como mi poder lo cubría todo, los valles, las hondonadas, los castillos y las praderas quedarían sepultados bajo mi magia mientras yo me regodeaba al pensar en lo único que siempre había deseado, mi final feliz. Por fin, después de tanto tiempo, podría alcanzar esa felicidad que me había sido negada una y otra vez gracias a Blancanieves, aquel estúpido príncipe encantador y las débiles hadas que no aprovechaban todo el potencial que les ofrecía la magia.

Noté como mi cuerpo cortaba el aire que empujaba la niebla, sentía como esta me rodeaba y se deslizaba más allá de lo que mis ojos podrían haber visto si hubieran estado abiertos. Y, después del torbellino y el viento, del vértigo y el aire azotando mi cabello, noté como mi cuerpo caía en algo mullido y caliente, algo que me envolvía y me protegía. Después mi cabeza aterrizó sobre algo blando que olía levemente a lilas y mis manos se deslizaron sobre aquello en lo que había aterrizado para descubrir una tela suave y lisa.
Abrí mis ojos chocolate para descubrir un techo negro y liso del que colgaba una lámpara de araña. Miré hacia abajo y vi que me encontraba sobre una mullida cama blanca con delicadas sábanas moradas a juego con las paredes de la habitación. Como un niña bajé emocionada y descorrí las cortinas para dejar que la luz bañara la estancia y me acariciase la piel.
Por fin estaba sucediendo, mi reinado comenzaba en un nuevo mundo cuyo precio a pagar había sido el sacrificio de la magia. Un mundo en el que las posibilidades se abrían ante mí como si de un abanico se tratasen. Podría dominar la universidad desde las altas esferas observando a los antiguos monarcas, plebeyos y animales tal y como había hecho antaño.

Me afané en escoger un vestido azul y un collar para complementarlo y salí del cuarto para descubrir mi nueva vida en un mundanal mundo libre de princesas y felicidad inmerecida, libre de recuerdos y de sufrimiento.
Enfilé el pasillo y, cuando me encontré en el vestíbulo de la universidad, recordé que no sabía a dónde debía ir con lo que pregunté a un alumno que pasaba por el despacho de la directora. Él me señaló las escaleras y me dio instrucciones mientras me miraba con extrañeza, seguramente no entendía por qué le preguntaba por mi propio despacho.
Al llegar ante la puerta vi un rótulo en el que la palabra “Dirección” brillaba con letras doradas. La abrí y me encontré ante una habitación enorme con paneles de madera en las paredes y presidida por un enorme escritorio oscuro en el que descansaba un ordenador. Al otro lado una gran butaca de color burdeos aguardaba a que me sentase en ella, como si fuera un trono que necesitase una reina. Sin embargo, antes de nada me dirigí a la ventana y eché un vistazo a los jardines del campus. Adolescentes y adultos campaban a sus anchas en un mundo al que no sabían que no pertenecían, algunos charlaban animadamente, otros rehuían las miradas y se apresuraban para no llegar tarde a su siguiente clase y otros pocos se limitaban a tumbarse en el césped para disfrutar de los rayos de sol. Ninguno era remotamente consciente de que aquel era su primer día en el nuevo mundo.

-¿Señorita Mills?-dijo una voz a mis espaldas- ¿Hay alguna razón para que esté en mi despacho?

Una mujer alta y atractiva me miraba desde la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-Perdone, ¿cómo dice?

No lo supe hasta más adelante, pero aquellas palabras habían sido la primera grieta en el espejo de mi felicidad.

Hola, quisiera solicitar a Miranda Whitebur / La reina blanca

Hice lo que pude, siempre hago lo que puedo pero esta vez es grave. No podía matarla no solo por ser algo en contra de mis votos como dije sino porque no importa que sigue siendo mi hermana, en el fondo me sentí responsable por la actitud que tomó pero en esta ocasión fue demasiado lejos, la magia tan poderosa nunca debe ser utilizada así, las consecuencias pueden ser catastróficas y pese a que hice lo mejor posible yo no poseo magia. Ahora todo nuestro mundo esta por derrumbarse pero el oráculo no registra nada ahora, no hay un nuevo frabulloso día donde nadie pueda salvarnos ni siquiera Alicia...¡La pobre Alicia! He mandando por ella pero no hay tiempo, no podrá salvarnos de nuevo temo que es el final para infratierra y todos los territorios del bosque encantado.

Correr no sirve de nada, no hay a donde huir pero de todas maneras lo intentamos. Subo a toda prisa los tres escalones para montar mi caballo y agitó las riendas huyendo en él. El viento se agita con violencia tras de mí, los árboles se sacuden y la niebla va cubriendo mi reino desde las tierras lejanas donde Maléfica y el Hada azul deben seguir tratando de salvarnos, tengo esperanza de que aún lo hagan, que todo esto se disperse dejando mi reino como solía ser, quizás debí quedarme con ellas ¿Pero que podía hacer yo salvó alianzas? Nada porque mi hermana no entra en razón nunca, no soy la hermana que merecía y no soy una guerrera sino una soberana que vive por el bienestar de su pueblo quienes ahora trágicamente se esfuerzan por aferrarse unos a otros pero lentamente son absorbidos.

Mi corona es arrancada por la niebla primero, me giro para observar y no es la mejor idea pues el caos que me persigue me impacta, pierdo el control y caigo sin ninguna gracia de mi caballo siendo también absorbida por la maldición. Ahora es inevitable y lo sé, pero no puedo cerrar los ojos sino que miro mi palacio una última ocasión tratando de recordar al sombrerero en el jardín con la liebre o las fiestas de té de los jardines.
-Race... ¿Cómo has podido? susurro pero no me escucha nadie y algo me dice que no será algo nuevo que eso comience a suceder. Finalmente la niebla viene a mi , grito a todo pulmón por ayuda pero es demasiado tarde. Para todos.


Parpadeo para orientarme y giro sin gracia alguna hacia la chica sentada en alto de una camilla.
-Perdona cariño, ¿Puedes repetirme eso? siempre tengo estos momentos donde parece que voy hacia una parte y olvidó
completamente lo que estaba buscando ahí...pero al ver mi gabinete de nuevo recuerdo que eran las pastillas del dolor y le entrego unas cuantas ahora que tiene la rodilla bien vendada.

-Decia que nunca volveré a montar un caballo, no debí intentar señorita Whitebur...

- Por el contrario cariño. Si fuera joven de nuevo yo misma te acompañaria pero por desgracia soy tan torpe como nadie y solo causaría un accidente, tú eres muy buena en esto , estoy segura le entrego una piruleta - deja que te ayude, no queremos que llegues tarde el primer día ¿Cierto?

Ha sido un largo día. Los muchachos y yo visitamos varias granjas repartiendo entre los campesinos más necesitados nuestro último botín. En verdad es penoso ver las condiciones en que los tiene el Príncipe John, los abusos son pan de cada día, y desde la muerte de Mariam a veces siento que mi fuerza flaquea, pero mi promesa y su recuerdo me hacer seguir adelante. Tengo la esperanza de que el Rey Richard regrese y ponga orden, pero mientras continúe lejos es mi deber ayudar al pueblo a sobrevivir a esta tiranía.
Tuk y el pequeño John se quedaron en el campamento preparando una frugal cena para los muchachos, así que aproveché de retirarme a caminar por el bosque, a veces el aire del atardecer y el ruido de las hojas meciéndose en el viento me ayudan a poner mis ideasen orden.
Sentado sobre un tronco saco de mi bolsillo el pañuelo de Mariam y lo estiro
-Amor, sin ti es muy duro continuar, pero te hice una promesa, no dejaré de luchar contra los opresores de nuestro pueblo y Roland no puede verme flaquear, debo continuar
De pronto siento el sonido de ramas resquebrajándose y me levanto, tomando mi arco apunto hacia el lugar de donde pareciera venir el sonido
-Quien va!
-Papá, soy yo…
El pequeño Roland emerge de entre algunos arbustos sonriendo
-Hijo no vuelvas a hacer eso, es peligroso-Le digo mostrando mi arco-Ven acá
Viene corriendo y me abraza
-Papá, es el pañuelo de mi madre?
-Así es pequeño
-La extraño mucho
-lo sé, yo también-Le respondo desordenando su pelo-Pero ella siempre estará con nosotros…aquí-Pongo mi mano en su corazón
De pronto un fuerte viento comienza a levantarse, el pequeño se asusta y lo abrazo.
-Tranquilo hIjo, estoy aquí contigo
Vemos como una extraña nube púrpura comienza a levantarse
-Vamos Roland, debemos regresar al campamento…

Solicito el personaje Mr Gold

Me encontraba en el castillo descifrando la manera para volver a reencontrarme con Bae, solo por él es que deseo continuar con la carga que significa ser el Dark one ya que Belle jamás volverá a mí , ella se ha ido y no supo lo que realmente quise decirle antes de que se marchara, la verdad que oculte por tantos años . Me acerco al mapamundi  y dejo caer una gota de mi sangre esta se disipa dándome a entender que mi hijo no se encuentra en ninguno de estos reinos, me acerco al mostrador y con un ademan de mi mano aviento todo lo que se encuentra a mi paso, me acerco a uno de los espejos generales y por medio de ellos espero ser visto por la Reina y darle el siguiente mensaje:  

–Disfruta de esta escena dearie pero no olvides que yo juego a largo plazo y me vengare de saber que estés involucrada en parte o completamente de todo esto , serás malvada pero yo dearie... soy más que eso.  

Volteo dándole la espalda a la reina quien disfrutaba de la escena que se visualizaba detrás de los espejos, camino por el pasillo principal hasta dar con la salida y emprender rumbo al bosque , necesitaba  obtener información de la maldita hada azul quien se aparece frente a mi apenas llego al lugar en cuestión  

-Dime donde esta, donde se fue, como es que puedo llegar a él!
Acerco mi rostro a ella y de forma desafiante agarro su rostro solicitándole que me diera toda la información que necesitaba  

-Yo .. yo.. no puedo hacer más , es algo que está más allá de los poderes de la magia, aunque existe una maldición que es capaz de llevarnos a todos a un mundo sin ella  

-Dime más le reclamo en tono desafiante mientras trato de unir el puzle sobre el futuro de lo que se acontecerá , suelto el ademan de ahorcamiento que le ocasionaba mientras esperaba que me diera mayor información

-No sacrificare nada de lo que más ame y tengo la persona indicada que me ayudara en todo esto, sabes de quien estoy hablando dearie? , exacto de  ´Su majestad´ y ni se te ocurra hablar de esto con nadie por que seré yo quien te arranque esas alas y me encargare personalmente de despojarte de toda esa magia.
 
Suelto el ahorcamiento que le generaba y dejo que se aleje para adentrarme nuevamente en el bosque, llego al sitio cercano en donde perdí a Bae distinguiendo las huellas de un carruaje  las cuales se encuentran acompañadas por las paginas cortadas de un libro  , libro que no se me hace difícil de distinguir y de querer respuestas seria minucioso bien sabia de quien era, frunzo el ceño y desaparezco en una nube de humo  trasladándome  al castillo de la Reina Malvada bastante custodiado por los guardias pero nada es imposible para mi, The Dark One  , le rompo el cuello a uno de ellos y me visto con sus prendas ,caminando por los pasillos y bajando unos cuantos pisos llego a unas cuantas celdas , clavo mis ojos en ella pero por el traje acompañado del casco es imposible que supiera  quien realmente era  , como olvidarla , no había duda alguna, esos ojos azules en los cuales me perdía cada vez que me reflejaba en ellos , mi hermosa  Belle .

Lleno de ira decido aparecer en frente de la Reina dejando mi apariencia de guardia al descubierto por el famoso mago Rumplestilskin , exclamo y acompaño  con mi sonrisa característica irónica y burlesca , giro alrededor de ella mientras  le hago mi propuesta ,solo tenía que alimentar ese odio infantil que tiene hacia Blanca nieves y solo cuando sea el momento adecuado volvería a traer la magia a este pueblucho la cual funcionaria de forma diferente cerciorándome de tener  el control , porque la magia es poder y ese poder me pertenece y de salir todo mal tendría mi venganza partiendo por las hadas y luego por su majestad

Editado

En general la solicitud está bastante bien y entra en cuanto a la personalidad del señor Killian Jones.
Aun así, tenemos que informarle de algo, Sr. Jones, y es que debido a la maldición no puede tener recuerdos de su vida pasada filtrándose a sus pesadillas, ya que sería indicio de que la maldición está rompiéndose y eso aún no pasará o peor aún de que la maldición está “permitiendo” la oportunidad de que recupere su memoria cuando su propósito principal es el de asegurarse que quien no debe saber, no sepa y sólo los 4 principales causantes de la maldición y los descendientes tengan recuerdos de sus vidas pasadas.

Una vez aclarado eso, le daré opciones para permitirle conservar ese rasgo de su personaje si así lo desea:
Puede ser que quizá sus pesadillas ya sea que sean recuerdos de su tiempo en la marina como militar con todo lo que eso conlleva o bien, que sean estilo pirata como lo pone pero no recuerdos de su vida pasada, sino que sean recuerdos de su vida actual que está “fantaseando” de un modo más aceptable para poder procesar todo lo que vivió en la marina y sean estos recuerdos con otra apariencia, dándole así a su personaje una explicación por la mañana al despertar de qué fue todo eso para que no pueda “sospechar” que algo más hay ahí, ya que la maldición no permitiría eso.
O bien, que tenga esos sueños en parte inventados sin ser recuerdos propiamente dichos, pero por la maldición los olvide al despertar y sólo le quede una sensación de nostalgia o como si hubiera estado oliendo el mar pese a estar en plena montaña de Alemania.

Esperamos que edite su solicitud para ver con más certeza como lo llevaría antes de poder aceptarla, gracias por su comprensión.

Listo editado!

Lo deje como pesadillas que al despertar no recordaba de que se trataban y él solo las tomaba como cosas sin importancia pues si no las recordaba entonces no podría tratarse de algo relevante, solo lo deje como que tenía que ver con el mar. Y solo eso.

Gracias

Captain Hook reportándose para solicitar al personaje con la siguiente prueba de rol


Apenas eran las nueve de la noche de un martes pero a Killian Jones poco le importaba. Caminaba solitario por las calles, una noche más, buscando algún bar de mala muerte en el que poder olvidar. Entró al primero del que salía buena música y fue directo hacia la barra, pidiéndose un ron seco con hielo. La camarera le sonrió de esa forma y él respondió con un guiño seductor mientras lo atendía—. Ey, preciosa. Mejor deja aquí la botella de ron, ¿quieres? —le dijo cuándo iba a guardar la botella. “Un vaso no será suficiente” pensó mientras daba un primer trago, largo, notando cómo el alcohol pasaba por su garganta y le hacía entrar en calor. Al dejar el vaso sobre la barra se miró la mano de madera que sustituía a la que una vez había sido su mano izquierda de carne y hueso. Le traía recuerdos que prefería mantener lejos: el sonido de los disparos, el olor a humo y a mar, los gritos de sus compañeros, algunos muertos, otros con peores recuerdos que el suyo y otros aun combatiendo a miles de kilómetros de su hogar. Él había perdido la mano, pero otros habían perdido la vida sirviendo a la Marina Real Británica, y al menos él había regresado a casa tras una palmadita en la espalda y un "gracias por su servicio".

Volver de forma definitiva era algo que había deseado, como también había deseado volver a sentir el calor de su mujer... Pero todo se fue a la mierda cuando el destino decidió burlarse de él y, cuando parecía que todo iba bien, las cosas dieron un giro de 180 grados. La mujer que amaba murió en un atraco que salió mal, y él se quedó con tan solo su recuerdo y una sed de venganza que nunca lograría saciar; quien la había matado se pudriría en la cárcel, pero de haber podido él habría querido hacerle pagar con la misma moneda. Después de eso tan solo había ido en picado, sobreviviendo como podía, ahogando sus penas en alcohol o en hermosas mujeres de una noche, ignorando los consejos de todos aquellos que aún se preocupaban por él. Había perdido su último trabajo, pero un amigo le había contado que buscaban a un instructor de carpintería en una universidad de élite alejada del mundo en Alemania.

“Has tocado fondo, Killian. Más abajo no puedes ir, ¿qué vas a hacer ahora?” se preguntó entonces. Bloody hell, se iría a Alemania. Quizás un cambio de aires era precisamente lo que necesitaba.

Momento actual. Universidad Grimmwelt.

—Maldita sea, Alex, ¿acaso esa es forma de lijar un tablón de madera? —le soltó a uno de sus alumnos, quitándole la lija de las manos y haciéndolo por él—. Incluso yo con una mano puedo hacerlo mucho mejor —añadió al terminar sin ningún tipo de tacto. En ocasiones le gustaba meterse un poco con sus alumnos ya que después de todo ellos también le colmaban la paciencia... demasiadas veces.

Pero su vida allí no estaba del todo mal. Echaba de menos el olor del mar y odiaba estar atrapado entre tanta montaña, pero era libre de hacer lo que quisiera una vez terminase con su trabajo. Aunque siempre acababa en el mismo lugar: aquella única taberna que había en el pueblo como un oasis en medio de un desierto de árboles. Entonces bebía ron, jugaba a las cartas, o seducía a mujeres que probablemente terminase llevándose a la cama al final de la noche. Y la rutina volvía a comenzar una y otra, y otra vez. Pero al final del día el recuerdo de la mujer que había amado seguía ahí, y también la rabia y la impotencia, preguntándose si alguna vez podría desaparecer.