Solicitud de Canon

Hace unas semanas....
—¡MALDITA SEA!— De todas las cosas que podían pasarle, no imaginaba que ninguna de ellas fuese peor que esa. Y eso que su madre tenía ocho manos con la que zurrarla de lo lindo; Pero nada se comparaba a la situación actual.
No solo estaba atrapada en un mundo sin magia, aunque eso no la preocupaba del todo pues nunca la había necesitado en su vida habiéndose bastado más que bien con sus dos manos y su juego de pies, además de una lengua filada y viperina; Si no que se encontraba atrapada con los pomposos y repelentes de los VKS, con sus pomposas acompañantes del reino de brillo y polvo de hadas. Se encontraba sentada en la playa donde el barco Jolly Rogers había atracado, lo contemplaba de soslayo ya que en ese mundo su hermoso navío no era más que un barco de papel aunque para ella significaba una vida y un sueño que ahora veía lejanos atrapada en ese maldito mundo.

Podía escuchar a Harry detrás de ella, pisar la arena con cada paso quizás nervioso por su reacción o simplemente buscaba una posible solución. Ambos sabían que no había muchas opciones y por ello, apreciaba la calma de Gil que, sentado junto a ella, se mantenía a la espera de nuevas órdenes o de algún plan por parte de la Capitana.
Fueron unos segundos, en los que Uma volvió a alzar la mirada mordiéndose el labio inferior. Terminó por ponerse en pie sacudiendo la arena en sus pantalones —Gil— Lo llamó con la esperanza de que la prestara atención —Manda a los Perdidos a reconocer el terreno, necesitamos saber si lo que ha dicho Mal es cierto. Harry, ve con el resto y ocultar mejor el barco. Si es cierto que en este mundo no hay magia...Y nadie recuerda quien es, salvo nosotros tendremos que tener el Jolly Rogers custodiado para cuando nos larguemos de aquí— Ambos asintieron, siendo Harry el primero en detenerse —¿Y cómo sabre qué es un buen sitio?— Uma se acercó hasta él apoyando su mano sobre su hombro —Confío en ti Harry, en vosotros. Más que en nadie. Siempre hemos sido una familia y este mundo no va a hacer que sea distinto— Ambos se retiraron caminando juntos hacia el navío tras ella.

Ella tenía otros planes; Mal tenía razón, una tregua era necesaria al menos hasta que todo volviera a su sitio. Pues en ese lugar no podían ser quienes eran sin hacer saltar las alarmas y por primera vez, Uma cedería.

Esa misma tarde-noche, en el Jolly Rogers.
Era extraño, otra cosa que debía añadir a las situaciones que había vivido desde que había acabado en ese lugar, pero aquél hecho consiguió dejarla más que atónita, preocupada. Era particularmente extraño que Harry llegase tarde a una reunión en e Rogers dado que si no acompaña a Uma, solía estar el primero en el navío sobre todo cuando los citaba a todos para una reunión. Sentada sobre el posamanos frente al timón Gil hablaba con unos y otros pidiendo calma y silencio, algo que Uma no se molestaba en pedir. Hacía semanas que se encontraban taciturnos su prolongado estado en tierra, sin muchas maldades que hacer más que robar un par de carteras de esos estudiantes o de hacer alguna broma gamberra, los estaba llevando por el camino de la amargura.
Y a su Capitana con ellos.

No pensaba esperar mucho más, pero sería algo que reprocharle; Quizás la primera vez que tuviese que reprocharle algo a Harry dado que nunca en toda su vida la había decepcionado, ni la había dejado colgada. Pero siempre había una primera vez, incluso de quién no te esperas.

Por suerte para él, apareció justo cuando Uma comenzaba a alzar la mirada dispuesta a hacerlos callar, pudiendo ver como el joven pirata subía los escalones de dos en dos hasta situarse frente a ella —¿Dónde estabas?— Le preguntó en bajo aún sentada sobre ese posamanos —Estaba liado en otro sitio— Ella le miró de reojo haciendo una mueca con su lengua en una expresión agria —¿Volviendo a poner ojitos sobre la manzanita azulada?— Le preguntó, sabiendo bien a que se refería y es que a ella no se le escapaba nada; Y menos aún sobre él.

—¡MUY BIEN ZOQUETES CALLAOS DE UNA VEZ!— Todos los piratas se giraron hacia ella, alzando sus puños cuando Uma con si recién reinventado peinado se puso de pie en el borde de aquél posamanos —Todos sabéis porqué estáis aquí. Así que...comencemos con el juicio de Bill "Ojo de Cristal"— Una risa malévola emergió de su rostro, a la par que todos ellos comenzaron un cántico lúgubre que prometía un buen castigo porque uno de los suyos se había ido de la lengua con uno de los que, en un futuro, los engendrarían.