Aidan Staubfinger || Expediente

Paul Bettany

Dustfinger

36 años

Lómbrica/Mundo de Tinta

Heterosexual

Profesor de Artes Escénicas

» DESCRIPCIÓN FÍSICA:
Aidan es un hombre alto y delgado, no está reconocido especialmente por tener mucho músculo, de hecho se diría que es bastante enclenque, lo que acrecentar su apariencia delgada comparado con el 1,90 de estatura. Su cabello ondulado es de un rubio rojizo que, por sus años en el mundo real, se volvió de un tono más cenizo de lo que era en sus tiempos de juventud en el cuento, característica que conservó en su contraparte de la universidad y gusta de llevarlo a media melena aunque suela cortárselo para eventos formales de la universidad, esto más que nada a regañadientes por el código de vestimenta esperado, pero no tiene ningún reparo en dejárselo crecer cada que puede. Sus ojos son de un azul cielo muy vivo y probablemente sean el rasgo más distintivo que tiene al mirarlo… de no ser por las cicatrices. Tres largas cicatrices que recorren la mitad izquierda de su rostro hechas en el cuento por Basta cuando Roxanne lo eligió por encima de él pero que en este mundo son el recordatorio perpetuo del accidente que provocó que su hija menor terminara en el hospital y destrozara su matrimonio. Estas cicatrices, pese a que no son exactamente grotescas, suponen su mayor acomplejamiento. Su vestimenta es bastante desarrapada; no le importa mucho eso de planchar y doblar la ropa por lo que es muy usual que esté toda llena de arrugas y algún que otro hoyo, no porque no pueda pagarse otra, sino porque está muy apegado a sus cosas y lo nuevo le cuesta mucho asimilarlo, por lo mismo prefiere mandar a arreglar la ropa cuando puede, pero si se la pone para descubrir un hoyo que no había visto, tampoco se comerá la cabeza con ello. Para eventos más formales de la universidad suele intentar vestirse más elegante, pero igual no es algo que le quite el sueño por las noches.

» IMAGEN DEL PERSONAJE DE CUENTO:
En los cuentos Dustfinger usa una vestimenta apolillada y vieja con los colores característicos de los escupefuegos: rojo y negro,  con su ondulado cabello rubio rojizo mucho más largo y amarrado en una media coleta por detrás, pero al salir del mundo de tinta, éste se fue aclarando por las condiciones, la contaminación, su diferente alimentación y en parte también su propia melancolía como si la llama en su interior se apagara. Las cicatrices en su rostro son menos marcadas, ya que fueron las hadas quienes le ayudaron a cerrar las heridas, dejando apenas unas líneas más claras de su tono de piel en su lugar, pero él igualmente vive acomplejado por ellas, considerando que su rostro es difícil de ver y la gente no puede evitar hacerlo. Y por supuesto su marta cornuda es parte muy importante de su apariencia característica, todo el que haya oído hablar de Dustfinger lo reconocerá por este animalito saliendo de su mochila a husmear o caminando por sus hombros

Spoiler:

» DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA GRIMMWELT UNIVERSITY:
AL haber sido afectado por la maldición, perdió las enseñanzas que había obtenido en el mundo real y con ayuda de Mo y Meggie, por lo que de nuevo volvió a su estado cobarde y acomplejado. La maldición lo ha hecho responsable de la ruptura de su familia y el que tanto su ex esposa como su hija mayor lo odien, así que suele estar sumido en la melancolía, distraído y pensativo cuando los recuerdos de mejores tiempos llegan a él. Su carrera como actor quedó en la tumba debido a las cicatrices que cubren su rostro y se quedó sin trabajo. Pese a haber conseguido un trabajo como profesor, esto ha creado una mella en su confianza. Sabe o asume lo que todos creen de él por sus cicatrices, y por tanto no hace nada para corregirlos; en ciertos aspectos es mejor para él así. Necesita el contacto humano pero a la vez le rehúye por miedo y por la culpa de lo que pasó con su hija menor, y por eso en parte sufre las clases que da pero también las disfruta; son el único modo de tener contacto real con personas, sus alumnos, aunque no sea tal cual lo que necesita y siempre tenga esa nostalgia de su familia que le grita que vuelva a buscarlos, sin atreverse a hacerlo.
Por otro lado es un espíritu que disfruta estar en constante movimiento, no es raro para él dar la clase de interpretación en diferentes partes del colegio por esto mismo; disfrutando sobre todo las partes más boscosas de los jardines, sin saber por qué; es casi como si lo llamaran y en donde más tranquilo se siente. Sigue perdidamente enamorado de su ex esposa, pese a que hace años que no habla con ella o sabe algo de ella. Uno de los pocos momentos en que es verdaderamente feliz es cuando practica malabarismos con el fuego, un truco que aprendió en su adolescencia y lo que lo llevó por el camino de las artes escénicas, sólo entonces se olvida de sus complejos e inseguridades, de sus tristezas y desventuras; el fuego lo hace verdaderamente feliz, como si llenara un hueco en su alma, pero tras el accidente en que su hija menor resultó herida, ha dejado de practicar este arte y desde entonces no se ha atrevido a volver a tocar antorchas, incluso dejó de fumar, aunque guarda un mechero metálico con sus iniciales  con el que suele jugar cuando está distraído o muy metido en una de sus clases, más por la cercanía con el fuego que porque extrañe aquel hábito.

» PERSONALIDAD DE CUENTO:
Es un hombre un tanto lacónico y serio pero esto se debe más que a nada a la melancolía que cubre su corazón desde hace mucho tiempo. Odia profundamente el mundo del que fue prisionero por los últimos 10 años. Pese a eso es amable con los niños, mostrándoles trucos con el fuego para ver la expresión maravillada en sus miradas. Es más valiente y abnegado de lo que piensa, vive enojado con la vida y con su supuesto creador por haberlo creado como alguien cobarde que tiene un final trágico. Aun así arriesga su vida por las personas que desde su punto de vista le han hecho más daño porque por mucho que se enoje o diga odiar a Mo y su familia, sabe bien que no son malas personas y las aprecia. Por lo que constantemente está en una lucha interna: intentando ser más egoísta y preocuparse menos o encariñarse menos por los que le rodean, sin mucho éxito; o luchando entre ser un cobarde y hacer lo que siente que es correcto en su corazón con el riesgo de perder todo cuanto le queda en el trayecto. No quiere más que vivir en paz y feliz y sin embargo está dispuesto a arruinar esa posibilidad por los motivos correctos.

Es muy leal a sus amigos pero a quien más le es leal es a Roxanne, de quien sigue perdidamente enamorado, aunque por muchos años se quisiera obligar a olvidarla para que la añoranza no lo volviera loco. Se considera muy poco en muchos aspectos; muy poco para Roxanne, muy cobarde para hacer cambios reales en su vida, y vive acomplejado por las cicatrices que surcan su rostro. Constantemente intentando ser invisible, sentarse en un rincón y observar sin que nadie lo vea y aun así sintiendo las miradas de todos clavadas en él, por un motivo u otro. Es por eso que se siente más cómodo solo: en el bosque, rodeado de las hadas que tironean de su cabello con la esperanza de que les regale unos cuantos mechones para sus nidos invernales y los elfos de fuego que revolotean como abejas a su alrededor, hablando el lenguaje del fuego y viendo como éste responde y lo saluda con alegría mientras crece a su voluntad, con los animales que parecen quererlo bastante… donde no lo juzgan.

Pese a querer llamar lo menos posible la atención, también le gusta llamarla cuando convoca al fuego y hace trucos en los mercados y plazas. Probablemente uno de las pocas cosas de las que se siente totalmente seguro y cómodo. Todo lo que tiene de socialmente incómodo, tiene de destreza en su arte y eso le ha ganado tanto la admiración como la envidia de todos los de su profesión.

» HABILIDADES Y CONOCIMIENTOS:
Entre las habilidades primordiales de Aidan, están diferentes tipos de malabarismo y equilibrismo, ha probado casi todas las artes de un circo, ya que por algún motivo siente fascinación por éstas y aunque no es exactamente musculoso, es bastante capaz de escalar, montar y correr sin perder el aliento.

Tiene un don con los animales que pese a que no le ayuda en su profesión, suele venir bien cuando alguno de los caballos se está portando demasiado agresivo o se escapa, él puede apoyar a calmarlo y regresarlo a salvo sin que ninguno alumno resulte lastimado, ya que con una caricia y la frecuencia de susurros correctos hasta el animal más enojado puede confiar en él y dejarle en paz o seguirlo si así lo quiere.

En su cuento y en el mundo real en el que estuvo donde había magia, él podía crear fuego de la nada. Esta habilidad era completamente más fácil y cotidiana en su cuento, ya que según él, el fuego del mundo real tiene mal humor y es poco sociable, el este sitio el fuego le quemaba a diferencia de su mundo y le costaba mucho más crearlo, haciendo que recurriera a cerillos y material de escupefuegos como keroseno para crear el fuego y de ahí sólo controlar su tamaño con sus poderes. Esto se podría explicar por la disminución de magia en dicho mundo, actualmente, por la maldición y la falta de magia en general, esta habilidad no es posible para él ahora.



» PASADO:
Nacido en la ciudad de Argenta en el reino de Lómbrica del otro lado del Bosque Impenetrable en lo que él y la familia Folchart llaman “el mundo de tinta”, un huérfano sin patria con ninguna lealtad más que a sí mismo y a su mejor amigo, un chico que creció para convertirse en líder del pueblo Variopinto de los cantantes y los titiriteros, quienes lo llamaban el Principe Negro. Tras haber estado juntos a los once años en una picota del Castillo de la Noche tanto tiempo que los siguientes dos días apestaban a verdura podrida, su amistad se volvió sólida como el hierro forjado y no pasó mucho hasta que ambos se unieran juntos al numeroso grupo de artistas ambulantes que recorrían el bosque, las localidades costeras, los pueblos circundantes que se alzaban solitarios en las colinas y las dos grandes ciudades de Lombrica: Umbra, donde moraba el Príncipe Orondo; el regente de esa región, y Argenta, gobernada por el temido y ruin Cabeza de Víbora desde su Castillo de la Noche, la ciudad de la eterna noche.

No tardó en hacerse con una especialidad: escupefuegos; amaba el juego y tras descubrir un pequeño truco que consistía en robar miel a los elfos de fuego, era capaz de controlar al fuego como si hablara con un viejo amigo que le ayudaba cuando él se lo pedía. Esa miel era difícil de conseguir y le ganó al comienzo algunas quemaduras leves, hasta que un viejo curandero que era su figura paterna le recomendó pedirle a las ondinas del estanque en el bosque un poco del barro que ellas usaban para cubrir su piel y con esto no le fue difícil conseguir un poco de miel, cuyo efecto le duraba hasta seis meses antes de tener que repetir el laborioso robo. Por lo que con eso no tardó en hacerse conocer como el mejor escupefuegos de su región y eso le trajo tanto admiración como envidia por parte de los demás escupefuegos.

Viviendo entre esa comunidad tan unida, no pasó mucho antes de que fijara sus ojos (como el resto de los hombres dentro y fuera del pueblo Variopinto) en la hermosa Juglaresa de cabello negro llamada Roxane, cuya voz era tan hermosa que incluso el gobernante de la ciudad de Argenta había pedido que cantara para él en su castillo, pese a su desprecio por el Pueblo Variopinto, porque por entonces todo el mundo ansiaba oírla y verla.

Ricos comerciantes, especieros que le mandaban regalos costosos durante muchísimos meses. Muchos habían deseado tomar aquella mujer como esposa, cubriéndola de joyas y vestidos valiosos, ofreciéndole viviendas que podrían albergar al menos una docena de carpas del pueblo de artistas. Pero ella se había quedado con el pueblo Variopinto, nunca había sido de las juglaresas que vendían su voz y su cuerpo a un amo a cambio de la seguridad y un techo sólido. Y así como ella despreciaba a todos esos hombres ricos que la veían como una cara bonita, ella también comenzó a fijar su mirada en el escupefuego que soplaba murmurando palabras al fuego y hacia que crecieran flores rojas de llamas que florecían frente a ella como verdaderos botones de flores vivientes y que las pequeñas hadas del bosque parecían amar con locura. Y esas sonrisas orgullosas y alegres lo volvía el hombre más feliz del mundo.

Sin embargo todo eso llegó a un abrupto giro el día en que Cabeza de Víbora, el lord del Castillo de la Noche le había ordenado a Roxane cantar y bailar para él. Capricorno había estado ahí… jefe de la banda de incendiarios y chantajistas a órdenes de Cabeza de Víbora y a su lado siempre iba Basta, su fiel secuaz. Basta había mirado a Roxane como un gato a un pájaro apetitoso. La había perseguido día tras día, prometiéndole oro y joyas, la había amenazado y halagado por igual. Y, cuando a pesar de todo ella le rechazó, una y otra vez, a solas y en presencia de todo el mundo, Basta ordenó a los incendiarios averiguar a qué hombre prefería ella. No necesitó mucho esfuerzo para que todos los murmullos apuntaran al rubio rojizo que llamaban el danzarín del fuego y Basta lo acechó y esperó su oportunidad. Cuando éste se encaminaba a ver a Roxana él hizo que dos de sus secuaces lo sujetaran mientras él blandía su cuchillo con la destreza que sólo la práctica puede dar y le rajaba la cara.

Herido de cuerpo y espíritu, Dustfinger se internó en el bosque, donde las hadas azules le curaron las heridas con delicadas y diminutas manos. Tras ese incidente, Roxane solía quedarse mirando su rostro acariciando las cicatrices que habían quedado en su lugar admirando el buen trabajo de las hadas y comentando cómo si no lo supiera, diría que alguien había dibujado las cicatrices en su rostro a punta de plata; una mentira piadosa que Dustfinger agradecía.

Ambos tenían un modo de amarse muy personal y discreto por lo que nadie sabía a ciencia cierta quién había sido el padre de la pequeña niña a la que habían llamado Brianna, pese a que ésta relucía un vibrante cabello rubio rojizo que delataba a Dusftinger como su padre, para el pueblo Variopinto el fingir no saberlo se había vuelto una broma recurrente. Cuando Brianna nació, Roxane quiso permanecer más tiempo en algún lugar más o menos conocido, junto a las demás juglaresas, cerca de las murallas protectoras de Umbra, él se había marchado sólo. Sin embargo siempre había regresado junto a ella y las niñas, para el enorme disgusto de todos los hombres acaudalados que aún la cortejaban con la intención de convertirla en una mujer decente. Sí, siempre había regresado a su lado… al menos hasta que ya no lo hizo.

Una noche lluviosa, caminando por el límite del bosque Impenetrable, se había encontrado inexplicablemente en un lugar extraño y no estaba sólo: un hombre estaba frente a él y a su lado estaban no otros que Basta y Capricornio. Huyó del lugar intentando comprender pero entre más veía de ese mundo, menos entendía. El fuego en ese lugar no lo entendía, no tenía voz y era mucho más malumorado que en su mundo. Aquí te mordía los dedos sin piedad si intentabas convocarlo para calentarte en el frío de finales de otoño y no había hadas ni ondinas ni elfos de fuego, todo lo que veía eran maquinarias extrañas y la cantidad de luces suficientes para que la noche fuera día. No fue sino hasta que volvió a la puerta de aquél hombre, medio muerto de hambre, que éste le explicó lo que había pasado: le leía un cuento a su esposa y su hija y de algún modo él había salido de sus páginas, o al menos eso suponía, y en su lugar había entrado su esposa y sus gatos.

Dustfinger lo rondó por semanas, meses incluso, rogándole que lo leyera de vuelta, pero aquel hombre, Mortimer o Lengua de Brujo como él le había apodado, le había asegurado que no sabía cómo hacerlo, que probablemente no había un modo para hacerlo. Así fue como, derrotado y al borde de volverse loco por la pérdida de sus seres amados, Dustfinger se internó en la noche, sigiloso como sólo él sabía hacerlo y desapareció. Pero, con el paso de los años, la añoranza y la nostalgia pudieron con él. Se acercó a Capricornio, aquel incendiario que ahora era líder de un grupo y que, por lo que había escuchado, tenía un nuevo lector. Se unió a él con la esperanza de que, si lo ayudaba a recuperar todos los ejemplares del libro del que había salido, él le ayudaría a volver a casa, incluso traicionando a Lengua de Brujo para entregar al último libro.

Pero al ver que Capricornio no cumpliría su promesa y que sólo lo estaba utilizando, decidió traicionarlo, liberando a todos los prisioneros y aliándose con Mortimer y su familia con el plan de buscar al autor original para encontrar el boceto del libro y así derrotar a Capricornio. La idea de conocer a su “creador” sabiendo el destino que él le había preparado en el libro, le resulta tan aterradora que prefiere no ir, y cuando el autor muestra interés en conocerlo, él huye con su nuevo aprendiz pisándole los talones; un chico sacado del libro de las mil y una noches. Cuando la familia y el escritor son capturados nuevamente, Dustfinger crea un plan para robar el libro que quedaba en posesión de Capricornio pero es atrapado y encerrado en una cripta a la espera de ser alimentado por un ser monstruoso que Capricornio pretende liberar del mundo de tinta, un ser llamado la Sombra. Pero es salvado gracias a la hija de Mo, Meggie y el escritor, que logran volver a la Sombra en contra de su dueño, matando a ambos seres en el proceso y tras pasar un tiempo con la familia, Dustfinger, al saber que Lengua de Brujo jamás se arriesgaría a leerlo dentro del libro arriesgándose a perder a su familia de nuevo o a que algo peor salga, roba el último tomo del libro en un intento por encontrar a algún otro lector que pudiera llevarlo a casa.

No tarda mucho en encontrarlo, un hombre desagradable llamado Orfeo, que lo regresa por lo que él cree, es la bondad de un admirador que quiere verlo feliz; lo que no sabe es que Orfeo busca quedarse con el libro y lograr fortuna y poder a sus expensas, pero nada de eso le importa: él por fin está en casa y puede volver a ver a Roxane y a sus dos hijas. Sólo que al regresar se encuentra ciertos cambios (tal como esperaba) Roxane se casó y enviudó rápidamente, quedando con una granja en la que vende hierbas medicinales y un niño de 7 u 8 años llamado Jehan; su hija mayor, Brianna, trabaja en el palacio del Principe Orondo y lo que es más preocupante aún: su hija menor, Rosanna, se ha ido de casa poco más de dos años atrás siguiendo sus pasos como escupefuegos en un intento por encontrarlo; pues ella, a diferencia de Brianna, no puede creer que su padre las dejara por su propia voluntad y tampoco que haya muerto, por lo que estaba segura de que podría ayudarlo a escapar de donde quiera que estuviera. Eso  lo obligó a dejar su hogar de nuevo, esta vez para encontrar a su hija y regresarla a casa con su madre, dejando la comodidad de lo que conoce para conseguirlo. No pasó mucho antes de que Roxane se le uniera en la búsqueda, con su hijo menor con ella y por tanto retrasar el viaje aún más. El destino por supuesto, le encanta jugar malas pasadas pues, al conseguir su objetivo, en el momento en que la familia estuvo reunida al fin y todos se disponían a volver a casa, una gran columna de humo morado la maldición apareció de la nada y los trajo al mundo real que tanto odia Dustfinger y sólo para encontrarse solo de nuevo sin recordar quién es en realidad.

» En GRIMMWELT UNIVERSITY:
Aidan Staubfinger, hijo de una familia pobre en un barrio humilde de las calles de Londres. Pese a la pobreza, su familia tenía unos valores muy rígidos y es por esto que tras salir un tiempo con una joven de su barrio a quién conoció en rallys de arte callejero, y la chica terminar embarazada a los 17 años, decidieron fugarse juntos antes de afrontar las consecuencias. vivieron un poco como nómades sin un hogar para sí mismos, viviendo de lo que Aidan podía conseguir con sus espectáculos con el fuego y las canciones que la chica ejecutaba con su hermosa voz, eran felices juntos aunque no tuvieran nada, pero pronto se vieron en necesidad de encontrar un hogar para cuidar a la pequeña bebé como era debido, por lo que Aidan se aventuró en la actuación y descubrió que tenía un talento para ésta, creándose de una lista de trabajos constante para mantener a las dos mujeres más importantes en su vida. Por un tiempo todo fue perfecto, hasta que la familia comenzó a crecer; Aidan se sintió en la responsabilidad de darles mejores cosas a sus hijas y esposa. Esto lo apartó de la familia en parte, pero siempre intentó estar ahí para todas cuando pudiera.

Esto lo llevó a prometer a su hija menor recogerla del colegio en su primer día de clases en la primaria, pese a que tenía muchos pendientes por resolver, pensó que podría hacerlos por teléfono y aun así estar para su hija.  Aidan se puso al teléfono con su representante sobre un papel en una obra en la que tendría que hacer de escupefuegos y que el representante no podía conseguir, esto le distrajo y no vio el otro auto que se había saltado una luz roja. Él salió del accidente con mínimos rasguños en el rostro, pero la pequeña que había estado revoloteando en el asiento trasero todo el viaje, revotó contra el cristal del lado opuesto recibiendo un golpe tal que quedó en coma. El doctor le dejó claro a ambos que entre más tardara la niña en despertar, más difícil sería que lo hiciera, por lo que lo único que podían hacer era esperar. Y así las horas se volvieron días y semanas y meses.

La culpa y el arrepentimiento dentro de él, con las cicatrices para recordarle su responsabilidad cada mañana al mirarse al espejo, lo sumieron en un hoyo de autocompasión y bebida que, pese a que su esposa había intentado apoyarlo y perdonarle el descuido, terminó por apartarla irremediablemente de su lado. Ella había intentado ser comprensiva, pero el dolor de perder a su hija y la amenaza de que cada día era un poco menos probable que fuera a recuperarla, le hizo guardar rencor a su esposo y la actitud de éste: refugiándose en la bebida y el arte callejero para pagar el vicio, pues tras haber recibido los daños en su rostro no querían contratarlo en ningún comercial, la hicieron odiarlo en parte hasta que ya no pudo más corriéndolo de su hogar y del hospital sin dejarle ver a su hija ni despedirse de ella. La hija mayor tomó el lado de su madre, por supuesto y así fue como Aidan se encontró sólo, sin hogar y sin trabajo y más importante, creyendo que su hija no sobreviviría.

Eventualmente logró robar una bata de doctor y escabullirse al hospital hasta la habitación que su hija compartía con otras dos niñas, sólo para encontrarla completamente vacía; preguntó a una enfermera y ésta le dijo que dos de las niñas se habían mejorado y se habían ido y una había muerto, pero no sabía el nombre. Creyendo que su hija había muerto y sin poder contactar con su ex esposa para que le confirmara las horribles noticias, Aidan se limitó a existir por un tiempo; siendo prácticamente un vagabundo sin hogar ni rumbo o propósito, hasta que un viejo amigo se acercó a él y le ayudó a ponerse en pie y le ayudó a conseguir un trabajo como profesor de artes escénicas en una escuela de gran renombre. Al inicio Aidan no estaba muy convencido de que pudiera hacerlo... tratar con la gente nunca había sido su fuerte, pero por otro lado, la perspectiva de un propósito era alentadora. Finalmente aceptó y viajó hasta la academia Grimmwelt para tomar el puesto como profesor de artes escénicas interpretativas.



» PERTENENCIAS:
—Un hurón domesticado llamado Gwin que es el único que lo recibe cuando llega a casa por las noches.
—Un encendedor que le regaló su amada cuando se conocieron.

» OTROS DATOS:
—El único momento en que es feliz es cuando está haciendo un espectáculo con fuego.
—Es bastante tímido pese a ser bueno con la actuación y suele evitar las confrontaciones lo más que puede.
—Ha pasado los últimos 10 años de su vida intentando localizar a su ex esposa y su hija, la que cree que es la única que queda con vida.
—Pese a que ha intentado con todas sus fuerzas, aún piensa en su ex esposa como su único amor y no ha dejado de usar la argolla de matrimonio, tanto como recuerdo de su amor como de lo que perdió.