Natalie Preiser

Katherine Langford

Narya Prestore (OC Merlín)

20 años

Camelot

Heterosexual

Estudiante de Botánica y Horticultura

» DESCRIPCIÓN FÍSICA:
No cambia demasiado, salvo por algunos pequeños detalles, con respecto a cómo era en Camelot. Sigue siendo una muchacha preciosa, de rostro dulce, ojos castaños y piel clara. Su larga melena ahora es un poco más corta, llegando a algo más de media espalda en liso, pero sin llegar a la cintura. Suele llevarla ligeramente ondulada, y aunque conserva el color castaño, se le han añadido pequeños reflejos rubios, que resaltan sobre todo cuando le da la luz de forma directa, en especial la del sol. En cuanto al resto de su físico, se mantiene igual, salvo por la vestimenta, y aunque sigue prefiriendo las cosas cómodas, es bastante más pudorosa. Normalmente suele llevar vestidos florales, o vaqueros con camisas, siendo algo ajustados, remarcando su figura, pero sin hacerlo a propósito. Suele llevar zapatos bajos, aunque la molestan las deportivas, así que normalmente lleva bailarinas o botines sin tacón. Normalmente se deja la melena suelta, adornada con algún lazo, pero en ocasiones puede llegar a recogérsela, añadiendo siempre alguna horquilla con forma de mariposa o coletero con adornos de frutas o flores.

» IMAGEN DEL PERSONAJE DE CUENTO:
Debido a su herencia de ninfa, es una muchacha preciosa, con una belleza natural que claramente no resulta común entre los humanos. Tiene un largo cabello castaño a la altura de su cintura, que suele llevar ondulado y suelto, aunque a veces se lo recoja con cintas o adornos de flores hechos por ella misma. Sus ojos son castaños, su piel más bien clara y suave, y sus labios de un tono rosado natural. Tiene una pequeña peca en la mejilla derecha, el único parecido físico con la rama familiar de su padre, pues aunque ella no lo sabía, su abuela paterna tenía ese detalle. Por lo general se parece bastante a su madre de joven, salvo por el color de ojos, que han perdido las chispas verde bosque que tenía su madre. Narya es más bien delgada, de estatura media y estilizada. Es bastante ágil y ligera, por su vida en el bosque. Normalmente solía llevar vestidos de gasa, propios de las ninfas del bosque, pero ahora que ha tenido que marcharse intenta pasar desapercibida vistiendo como una humana, así que no tiene un estilo predefinido, salvo que suele preferir los colores claros y naturales, como verdes, azules, tierra o amarillos. Aunque puede ser ágil y rápida, no es demasiado fuerte ni hábil, mucho menos para una pelea. Es más bien pacífica, por lo que su apariencia y aspecto es delicado y algo frágil en general.




» DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA GRIMMWELT UNIVERSITY:
Tampoco ha cambiado demasiado. Sigue siendo una chica dulce y cariñosa, abante de la naturaleza y bastante inocente, aunque se ha vuelto algo más tímida y sobre todo pudorosa. Al perder su naturaleza de ninfa y olvidar su pasado, en esta nueva vida tiene mucho más arraigado que la gente debe ir vestida, y de hecho no suele mostrar demasiado, llevando estilos de ropa más bien cómodos y cubiertos. Normalmente se entiende mejor con los animales que con las personas, ya que su infancia ha sido bastante dura, y le cuesta hacer amigos de verdad, pero si alguien se gana su confianza, resulta muy vulnerable en ese aspecto. Aun así puede mostrarse muy protectora, sobre todo con los animales, y es capaz de ponerse seria, e incluso soltar una bofetada, si ve a alguien haciendo daño a un animal. Es vegetariana, aunque entiende que no todo el mundo quiera serlo, pero ella no come carne y lo sustituye por otros alimentos con propiedades similares para evitar contribuir al daño a los animales.
Es una chica bastante empática y puede ser enamoradiza si encuentra a la persona apropiada, pero habría que acercarse mucho a ella para eso, y siendo más bien poco sociable es algo que hasta el momento nunca se ha dado. También es bastante ordenada y le encanta pasar tiempo en los jardines y entre la naturaleza.
Se considera wiccana, lo que vendría a ser una bruja moderna, pero naturalista, creyendo que todos estamos en sintonía con los elementos y la naturaleza, que formamos parte de un todo y que en el fondo somos una energía que siempre fluirá por la tierra.

» PERSONALIDAD DE CUENTO:
Narya es una chica más bien tranquila, dulce y algo tímida e inocente. Al pasar toda su vida bastante apartada de todo, viviendo únicamente en el bosque, es bastante confiada, salvo por las advertencias de su madre hacia su padre, pero en general, salvo con los brujos que no conozca demasiado, suele ser bastante cálida y abierta. Amante de los animales y la naturaleza en general, cariñosa sobre todo con los más débiles y muy empática. Es más bien sensible y tiende a compartir tanto la felicidad como la desdicha de quienes la rodean, aunque intenta siempre mostrarse más bien positive. A veces puede ser algo asustadiza, sobre todo con lo que no conoce, pero también curiosa. Es perseverante y leal, aunque algo insegura a veces. Aunque en algunos aspectos puede ser muy sensata y madura, en otros aún tiene ese lado más infantil por su falta de experiencia en la vida. Es altruista y siempre intenta ayudar a quien lo necesita, aunque a veces no se sienta lo bastante buena para ello.

» HABILIDADES Y CONOCIMIENTOS:
Como su mitad de ninfa, algo más desarrollada, sus poderes están ligados a la naturaleza y tiene mayor afinidad con la magia que proviene de la tierra o del agua. Puede comunicarse con los animales, pero no hablando con ellos, sino que más bien los entiende de forma empática, a través de sus emociones, por su parte más natural. También puede hacer crecer pequeñas plantas y brotes, como mucho hasta el tamaño de una planta media, pero al no ser una ninfa complete no puede hacer crecer grandes platas, como árboles, y aunque en parte siente las emociones de la naturaleza, no puede fusionarse con los árboles, solo sentirlos como a los animales. Aun así, hacer salir frutos de los árboles o pequeñas flores sí puede hacerlo.
En cuanto a su parte de hechicera, ha heredado gran parte de los poderes de su padre, pero aún no sabe controlarlos ni cómo funcionan. Lo primero que ha desarrollado es el uso del fuego, pero es algo que choca con su naturaleza, por lo que es perjudicial para ella. Cuando se siente asustada o enfadada, empieza a sentir un horrible dolor de cabeza y provoca pequeños incendios cerca de ella. Uno solo puede soportarlo, aunque no controlarlo, pero provocar varios puede hacer que quede inconsciente, pues estar cerca del fuego la debilita por su naturaleza de ninfa. Aunque podría aprender a controlarlo, el uso del mismo es perjudicial para ella, por lo que no es una magia que quiera aprender a utilizar, sino más bien a controlar que no ocurra al margen de su voluntad.
Aparte, por su herencia paterna como hechicera, podrá aprender determinados encantamientos, pero siempre y cuando encuentre un maestro que sepa enseñarla.
Sus poderes de ninfa relacionados con la naturaleza son los únicos que controla totalmente, pero siendo menores que los de una ninfa pura.
Ahora, en este nuevo mundo, ha perdido su magia y no sabe que alguna vez la tuvo, pero aun así cree en el poder de la naturaleza y los elementos, en que cada espíritu se renueva y a veces incluso lleva consigo cristales o piedras con diversas propiedades, que en un mundo con magia, muchas brujas podrían utilizar para grandes conjuros, aunque ella lo desconozca. Tiene mucha mano con las plantas y los animales, algo que mantiene de la esencia de ninfa que le queda, y a veces, cuando posa su mano sobre la corteza de los árboles, tiene la extraña sensación de que puede sentirlos en cierta medida, una chispa de su anterior vida que permanece en su interior a pesar de la maldición.



» PASADO:
La historia de Narya no es demasiado larga, pero sí compleja. Todo empezó antes de su nacimiento, cuando su padre, un poderoso brujo de tierras lejanas llamado Reznar Prestore decidió concebir un heredero. Dado que deseaba un hijo a quien pudiese no solo aleccionar, sino también controlar en el futuro, sabía que tartar con una hechicera a su altura podría suponer tener que compartir a su vástago, y el cruce con una humana le pareció que haría descender demasiado el potencial mágico del bebé, así que se planteó la idea de concebirlo con una criatura mágica más bien pura e inocente, a la que pudiese engañar con facilidad y quien, en un futuro, pudiera proporcionarle un descendiente con esas debilidades, para que tenerlo a sus órdenes fuese más sencillo.
Tras tomar esta decisión, el poderoso brujo se planteó buscar un hada o ninfa, criaturas conocidas por su bondad e inocencia, y engatusarla para concebir un heredero. No tardó en encontrar a una hermosa ninfa del bosque, de largos cabellos castaños con reflejos dorados, ojos chocolate con reflejos verde bosque y una radiante e inocente sonrisa. Engatusándola con ingeniosos halagos y usando su magia para tomar el aspecto de un atractivo joven, y en poco tiempo, consiguió su objetivo, pero esa hermosa ninfa no era tan estúpida como él pudo suponer en su momento, y en una ocasión en que le siguió al marcharse, se dio cuenta de que no era quien aseguraba ser. Asustada y temiendo por el futuro de su bebé, la joven ninfa desapareció, escondiéndose en las profundidades de un apartado bosque, escondiéndose del brujo. Allí dio a luz a una preciosa niña, a la que nombró Narya, y a quien crió durante sus primeros años, viviendo junto con otras criaturas en un pequeño claro de un bosque encantado.
Lamentablemente, el poderoso hechicero no pensaba dejar que una estúpida ninfa se riese de él, y durante ocho años la buscó por todas partes, sin saber de la identidad de su vástago, hasta que dio con ella por fin, atacando el bosque. Narya apenas tenía ocho años cuando su madre la dejó a cargo de otra ninfa, que huyó con ella mientras su madre retrasaba a su padre. Narya no volvió a verla desde entonces, pero algo en su corazón cambió desde ese día, y supo que la había perdido para siempre.
La ninfa que se ocupó de ella la llevó durante días por diversos caminos entre los árboles, y se alejaron del bosque al que Narya había llamado hogar por un tiempo. Tras varias semanas de viaje, se asentaron por fin en un profundo y peligroso bosque a las afueras de un reino llamado Camelot. En ese enorme bosque existía la leyenda de un lago encantado, protegido por un poderoso espíritu que daba poder al bosque. Esta leyenda hizo que la ninfa que se encargaba de Narya lo considerase un lugar seguro, y en las profundidades del bosque se asentaron en un pequeño claro, donde convivieron con otras criaturas, como ninfas del agua y del bosque, hadas o incluso otro tipo de feéricos que habitaban por la zona.
Con el tiempo Narya fue creciendo, hasta convertirse en una preciosa joven de 18 años, pero al cumplir esa edad, su padre se cansó de buscar y trazó un nuevo plan para encontrarla y moldearla a su voluntad. Sabía que su descendiente rondaría la mayoría de edad, y tras unos meses pasado su decimoctavo cumpleaños, Reznar sitió los poderes de su hija y usó su propia magia para despertar los de ella en la distancia. Narya, que hasta el momento solo había dado muestras de magia similar a las de su herencia materna, tuvo entonces un horrible dolor de cabeza. No sabía lo que era, se sentía terriblemente mal, y entonces uno de los árboles del claro se prendió fuego por arte de magia. Ella no supo por qué ocurrió, pero cuanto más nerviosa se puso, más árboles se incendiaban en ese pequeño claro en el que había vivido los últimos diez años.
Solo recuerda que se desmayó al poco, y cuando despertó, aunque el fuego se había extinguido, la culparon y la obligaron a marcharse.
Durante meses estuvo vagando sola por el bosque y por algunas aldeas, pero por algún motivo que desconocía, cuando se enfadaba o se asustaba, sus ojos brillaban por momentos en un tono rojizo anaranjado y se iniciaba un pequeño incendio cerca de ella, dejándola con dolor de cabeza y agotada, incluso llegando a desmayarse si el fuego se propagaba demasiado.
Hace poco, a los 19 años y al tener un nuevo incidente en una aldea cercana al castillo de Camelot, una anciana le recomendó acercarse al castillo, mencionándole un poderoso mago, consejero del Rey, que quizá podría ayudarla. Sabiendo por esas recomendaciones que ese mago no podría ser su padre, contra quien su madre la había advertido durante su infancia, Narya ha llegado a las puertas de Camelot, buscando un mago lo bastante poderoso como para enseñarla a controlar su mitad de hechicera y estar a salvo de la búsqueda aún perseverante de su padre. Allí es donde conoce a Merlín, quien se gana su confianza al momento, al ver que es mucho más joven de lo que ella esperaba, lo que hace que sea difícil que pueda ser su padre. Con él no solo ha ido aprendiendo poco a poco en los últimos meses, al menos a evitar los incendios, sino que empieza a sentir cierta calidez a su lado que no había sentido nunca, pero antes de poder averiguar lo que es, se han visto arrastrados a este nuevo mundo donde lo han olvidado todo.

» En GRIMMWELT UNIVERSITY:
En la nueva vida que cree haber vivido, Narya se ha convertido en Natalie Preiser, una joven con un duro pasado que la ha hecho volverse bastante menos comunicativa y confiada, al menos hasta que alguien la demuestra ser buena persona.
Cuando era niña, su vida en general era sencilla. Vivía con sus padres, aunque a su padre apenas le veía, porque trabajaba en el extranjero, y pasaba la mayor parte del tiempo con su madre, que era quien la cuidaba y estaba siempre a su lado. Solo en contadas ocasiones veía a su padre, y por lo general era más bien frío y distante con ella, pero todo cambió cuando tenía siete años. Su padre perdió su trabajo, y molesto por el cambio de vida, ya que la madre de Natalie era ama de casa, se dio a la bebida y empezó a comportarse de forma violenta. Aunque Natalie era demasiado pequeña para darse cuenta, y nunca estaba presente cuando ocurría, era habitual ver a su madre con algún moratón después de escuchar los gritos de las peleas con su padre desde su cuarto. Su madre siempre le advertía que, si les escuchaba, se quedase allí, y ella obedecía, quizá porque en el fondo, pese a su edad, una parte de ella sabía lo mucho que se asustaría si no hacía caso.
Todo se volvió aún peor cosa de un año después, con ocho años. Un día, a la salida del colegio, su madre no fue a recogerla, y ella volvió sola a casa, pero la imagen que encontró al entrar será algo que la perseguirá para el resto de su vida… Su madre yacía muerta en el suelo, con una brecha en la cabeza que claramente indicaba que había muerto por un golpe con algo contundente, aunque ella era aún demasiado pequeña para saberlo… Su padre estaba en un rincón, sentado en el suelo, con la cara roja y sudorosa, y dando tragos a una botella, con las manos envueltas en un vendaje provisional. El suelo estaba lleno de cristales… Su padre apenas la miró un segundo, y la forma en que lo hizo provocó en Natalie que nunca desde entonces pudiera volver a mirarle como a su padre. Ese día los perdió a ambos, aunque en el fondo siempre supo que no había tenido nunca un padre de verdad…
Cuando la policía se llevó el cuerpo, la tía de Natalie, hermana de su padre, y a la que hasta ahora no había conocido, llegó para ayudar a su padre con las cosas de la casa. Apenas hablaban y ella se comportaba más como una asistenta que como un familiar para la niña, y con el tiempo, fue creciendo sola, yendo de casa al colegio y del colegio a casa… pero en esos viajes, al poco de la muerte de su madre, una floristería abrió en el camino entre su casa y la escuela. La mujer que la llevaba era una agradable mujer de unos cincuenta años cuyos hijos se habían independizado, y vivían demasiado lejos como para visitarla a menudo, y aún no la habían dado nietos. Desde que la conoció, Natalie pasaba mucho tiempo allí, y en ocasiones iba después de clase, en lugar de volver a casa, para así evitar pasar tiempo allí con su padre.
El tiempo pasó hasta que cumplió quince años. Por aquel entonces ya iba al instituto, y seguía pasando cada día por la floristería. En esa época, su tía se marchó de la casa, cansada ya de aguantar las réplicas de su hermano, y no volvió a saber de ella. Entonces Natalie empezó a verse obligada a ocuparse de las tareas de la casa, hasta que en una ocasión, su padre volvió a mirarla, como si después de años se hubiera dado cuenta de que aún seguía allí, y la forma en que lo hizo fue diferente a la última, pero también aterradora. Ella supuso que fue un impulso, pero aun así lo siguió, y esa misma noche recogió las cosas que pudo y se presentó en la floristería. La amable mujer, preocupada por ella, la acogió en el acto, y Natalie no volvió a casa. Un mes después, salió una noticia en el periódico. Habían detenido a su padre por consumo de drogas y abuso a una menor a la que casi había matado en un callejón cercano a su casa, después de forzarla. La idea de que esa chica pudiese haber sido ella es algo que aún le pesa, y sigue compadeciéndose de la muchacha, por quien pone cada año una vela en la fecha de su muerte, al igual que hace con la de su madre.
Fue la florista quien enseñó a Natalie un nuevo camino, a empatizar con la naturaleza y a ver más allá, y ella, en un mundo donde se sentía tan sola, pensó que la idea de que existiese algún tipo de magia, por pequeña que fuese, era una idea maravillosa.
De nuevo pasó el tiempo, y cuando terminó el instituto, solicitó una beca en una universidad en Alemania, la universidad Grimmwelt, teniendo la suerte de conseguirla. Se despidió de la florista, pero antes de irse, pasando una tarde en el parque, una pequeña ardilla parecía haber perdido su bellota, que se había caído rodando por una alcantarilla. Al verlo, Natalie la ofreció una de las nueces que llevaba en su bolsa, y el pequeño animal la siguió hasta la floristería. Desde entonces ha estado con ella, y en cierto modo la ha metido de contrabando en la universidad, esperando que no la encuentren al no llevar jaula, ya que considera que los animales deben ser libres.
Ahora está iniciando su carrera, y aunque tiene una compañera de cuarto que parece agradable y sincera, no han hablado aún demasiado, pues Natalie sigue siendo un poco distante con las personas, entendiéndose mejor con los animales.




» PERTENENCIAS:
Nunca ha tenido nada material a lo que apegarse, y cualquier ser vivo jamás lo consideraría una pertenencia. Como ninfa, su madre pertenecía a la naturaleza y por lo tanto no tenía grandes posesiones materiales. Con ella vivía en el bosque, sin nada más que lo que pudieran necesitar para vivir. Al estar huyendo de su padre toda su vida tampoco tiene nada de él, y al marcharse de su hogar en varias ocasiones se ha acostumbrado a no tener nada material a lo que aferrarse. Cambia su vestuario según la ocasión o lo que pueda permitirse y cualquier cosa que lleve encima en el momento puede ser desechable. Las pertenencias son algo variable que dependen de su estancia en cada momento.
En la Universidad le ocurre exactamente lo mismo. Lo único que posee es la ropa que ha llevado, y los libros para las asignaturas que tiene, además del diverso material escolar, pero no posee nada propio que extrañase en el futuro, pues cree que lo más importante son los recuerdos y que eso se lleva solo en el corazón.

» OTROS DATOS:
No hay mucho más que decir de Narya, además de lo ya mencionado. Podemos resumir en que actualmente está buscando un mago que pueda ayudarla y enseñarla. Su padre no dejará de buscarla y puede que alguna vez tenga que enfrentarse a él, pero por el momento intente evitarlo. Finalmente espera encontrar algún lugar en el mundo que llamar hogar en el futuro, del que no tenga que volver a marcharse y donde pueda tener una vida sin miedos y sin huir constantemente.
En cuanto a Natalie, aunque es algo que la cuesta mucho, espera poder hacer amigos de verdad en la Universidad, y cuando salga, poder llevar su propia vida. Se ha traído con ella a la Universidad, escondida, la pequeña ardilla que conoció en un parque hace poco, a la que cariñosamente llama Presty, pero no le gusta enjaularla, así que ha tenido suerte de que a su compañera de cuarto no le moleste que el animalillo vaya por ahí correteando a sus anchas.