Solicitud de Canon

¡Hola! Vengo a solicitar el personaje de Ruby Lucas, pongo mi prueba a continuación:

"Era otro día "duro" de trabajo en la cafetería. Me encontraba limpiando los vasos de los últimos estudiantes que habían ido a tomar su café de la mañana, como siempre. Todos los días escuchaba las historias de estos alumnos mientras tomaban su tentempié y les servía sus bebidas. Siempre con fiestas, diversión, inquietudes y sobre todo libertad....algo que yo últimamente echaba demasiado menos y todo por..."

-¡Ruby! ¿Ya te has vuelto a dormir en los laureles? Hay una mesa que está esperando por sus refrescos desde hace diez minutos.

"La abuela....siempre tan pendiente de lo que hago o dejo de hacer. No puedo ni pararme cinco minutos a charlar con los clientes y ver  conocer cosas nuevas que estén más allá del surtidor de café..... Adoraba a mi abuela, pero últimamente parecía más mi carcelera que mi familiar.

-¡Ya voy!- le dije con un tono de cansancio mientras me llevaba el paño de los vasos sobre el hombro. Necesitaba pedirle un favor, y la verdad, de solo pensarlo ya me preocupaba, pues sabía que se negaría ya con antelación, pero, no perdía nada por preguntar.

-Abuela hoy se va a celebrar una pequeña fiesta en la universidad y me gustaría...

-No te atrevas a acabar esa frase jovencita, tienes trabajo que hacer aquí y yo no sola no puedo atender todo esto- Dijo la Abuela sin quitar la vista de la revista que estaba leyendo.

-¿Voy a dormir en la cafetería también? -Dije irónica- ¿Van a ir todos y yo debo quedarme aquí?

-No hay nada más que hablar Ruby, ahora vete a esa mesa y sirveles a esos chicos sus bebidas.

-Si, comandante- dije suspirando mientras cogía las bebidas, las cuales puse sobre una bandeja , mientras me dirigía a servir. No sin antes la abuela decir "¿has dicho algo?" Respondiéndole con un contundente "Nada".

Cuando llegué a la mesa y me puse a servir a aquellos chicos, ellos, estaban hablando sobre la fiesta que se iba a celebrar. A pesar de no conocerles, no podía evitar poner el  oído y escuchar la conversación mientras servía, pecando seguramente de curiosa. Me habría quedado como una boba si no fuera por haber escuchado el bufido de mi abuela por detrás mía, cosa que provocó, que acabara sirviendo rápido, y con un suspiro  me dirigiera a otra mesa donde estaba una comensal que siempre venía todas las mañanas, Becky.

-Parece que hoy tienes a tu abuela muy encima tuya Ruby. Deduzco que no podrás salir de fiesta ¿no?

-Deduces mal, pienso escaparme e ir un rato...para cuando la abuela se de cuenta ya estaré en casa sin que ella ni tan siquiera sepa de mi huida, no pienso quedarme aquí mirando al aire. ¿O acaso pensabas que le iba a hacer caso?- Dije con una sonrisa picaresca.

-No tienes remedio Ruby, por cierto, bonitos pendientes, rojos para variar-Dijo riéndose.

-Son hermosos ¿no crees? , además el rojo es un color precioso, deberías probarlo alguna vez- dije mientras recogía su servicio.

-Va a estar todo el castillo allí...espero verte por allí entonces, también, y es mi opinión conste, debes divertirte

-Si, hoy acabo mi turno a las diez y media....-Sonreí nuevamente un tanto pícara- Pero creo que podré escaparme una hora antes para prepararme, nos vemos allí

-¡Ruby deja de parlotear!

-Que siiii.....

Hola, me gustaría solicitar a Malena Dracobich:

Odio… el odio había acompañado a Maléfica desde hacía muchísimo tiempo, como una segunda piel. La primera que lo sintió fue cuando sufrió la peor de las traiciones y descubrió de la forma más dolorosa que el amor verdadero no era más que fantasías. Luego ese odio se volvió contra sí misma cuando por sus propias acciones volvió a perder algo, a alguien tan importante como lo habían sido sus alas.

En ese momento a la única que odiaba era a ella, Regina, la causante directa de que estuviera ahí atrapada lejos de la ciénaga y siendo… humana. Por un humano que quería ser rey había perdido sus alas y su libertad; ahora por otra humana con la misma ambición había perdido todo lo demás: su hogar, su posición, sus poderes  y hasta sus preciosos cuernos que la distinguían como hada. Todo eso se había desaparecido por la arrogancia de una simple humana que había mordido más de lo que podía masticar.

Su primer instinto había sido tratar de aniquilarla por completo hasta que no quedará nada de ella, pero obviamente le faltaban sus poderes para hacerlo. Así que en su lugar le dedicó una sonrisa de suficiente y le dijo una frase procedente de los recuerdos falsos que esa misma humana había tratado de implantar en su cabeza:
-¿Señorita Mills? ¿Hay alguna razón para que esté en mi despacho?
La cara de Regina al escuchar esas palabras le trajo  una satisfacción que jamás hubiera podido prever, porque ambas se dieron cuenta de lo que había sucedido y en qué situación se encontraban. La humana le había quitado sus poderes y alejado de la ciénaga pero Maléfica también le había arrebatado algo: su ansiado reinado.

Ahora Maléfica tenía el poder y pensaba usarlo para hacer de su nueva vida un infierno hasta el punto de que se arrepintiera del mismo momento en que decidió invocar la maldición que la arrancó de su ciénaga.

No tardó mucho tiempo en comprobar cómo estaban las cosas más allá de ese despacho. Los intentos de parar la maldición habían sido un fracaso y la mayoría de los seres que habían llegado a ese lugar habían perdido sus verdaderos recuerdos, pero al menos no sus voluntades. Aunque la lógica le decía que eso no debía importarle, no pudo evitar sentirse responsable de su presencia en ese lugary eso hizo que tuviera un nuevo cometido, o tal vez simplemente recuperara su antiguo cometido, proteger a los seres que habitaban ese lugar de la maldad humana  y ahora con nombre propio: Regina. Se negaba a conocerla como la Reina Malvada, precisamente habían terminado en ese lugar porque no era ninguna reina ¿y malvada? Por favor, esa no era una cualidad que la diferenciara de muchos otros humanos, no tenía nada diferente excepto... la magia. ¿Cómo demonios una humana como ella había conseguido semejante poder? Los humanos no debían tenerlo, de otro modo ocurrirían cosas como esa condenada maldición.

Con ese cometido estaba muy claro lo que tenía que hacer, debía mantener el perfil bajo y no permitir que Regina descubriera quién era de verdad, solo así podía seguir atormentándola y proteger a los seres a su cargo. Era irónico, ¿quién hubiera pensado que la venganza podía obtenerse haciendo algo bueno? Algo por lo que luego no tendría que odiarse en un futuro puesto que estaba haciendo lo correcto.
Aunque en verdad lo que realmente le hubiera gustado era enfrentarse a Regina conservando ambas la totalidad de sus poderes, dejarle claro que por mucho que se denominará “reina malvada” sus poderes no eran nada comparados con los suyos, humillarla en combate para finalmente reducirla a polvo y hacer como si jamás hubiera existido.

Pero como no podía hacer eso se contentaba con demostrarle su superioridad de otras formas, como con cualquier asunto del que los alumnos o los profesores le transmitieran quejas justificadas sobre Regina. Por mucho que lo disfrutará no iba a poder echarle la bronca sobre cualquier tontería puesto que sería muy obvio, pero siempre que se lo permitían aprovechaba para echarle un bronca y decirle cosas como:
-Bueno, bueno, parece que después de todo tu esfuerzo no ha sido suficiente, se te ha olvidado que los profesores necesitan dormir… sino son mucho menos eficaces en su trabajo. ¿O es que no lo sabías?
Era un deleite pues con cada palabra podía notar la frustración de Regina crecer y prácticamente podía leerle las palabras: “yo debería estar en ese puesto” escritas en toda la cara.

Pero por mucho que la odiara por haberla sacado de su ciénaga, Maléfica debía reconocer que no se estaba tan mal en aquel lugar, se estaba acostumbrando y hasta tenía sus cosas buenas como el té, la lectura o la música. Poco a poco comenzaba a disfrutar de ese lugar.

Había algo que superaba a todo lo demás, volvía a tener a Aurora a su lado. Aún seguía dormida, en la enfermería de la universidad pero tarde o temprano despertaría, tenía que despertar.
Si pudiera estar las 24 horas del día cuidandola hasta que despertara lo haría, pero no podía. Por suerte, la reina blanca lo hacía por ella, o al menos la versión de la reina blanca de esa realidad. No tuvieron demasiado tiempo para conocerse pero por lo poco que había visto no le desagradaba, parecía no contar con la mezquindad de la mayoría de seres humanos.

Ver a Aurora postrada en esa cama le partía el corazón, saberse responsable de haber dañado a alguien tan bueno y pura como ella, su pequeño animalillo. Daría lo que fuera porque volviera a estar bien, y tal vez esa maldición era el precio, perder su ciénaga, sus poderes y volverse humana, en tal caso podía aceptarlo.
-Despierta animalillo -le susurro mientras recolocaba uno de sus cabellos -Lo que te hice fue algo horrible y no puedo esperar que me perdones, pero necesito que  despiertes. Necesito volver a verte sonreír, saber que eres feliz. Por favor, animalillo.

Esas palabras eran las últimas que alguien esperaría escuchar en la boca de alguien como Maléfica, pero volver a ver a Aurora despierta y feliz era el mayor de sus anhelos. Y tal vez pudiera escucharla, siendo esta  la única forma en que podía decirle todo lo que realmente sentía, sabía que de estar Aurora despierta no podría hacerlo, no solo porque no recordaría su verdadero pasado sino porque el orgullo de la propia Maléfica se lo impediría. Nunca había sido capaz de decirle que cuando se encontraba sumida en la más absoluta oscuridad ella había sido la luz que la había traído de vuelta, que le había enseñado que pese todo  su odio aún conservaba en su corazón algo de amor.

Solicito a Harry Hooker alias Harry Hook:

Ok, definitivamente el plan de infiltrarse en Auradon y robar la varita del hada madrina había salido terriblemente mal… aunque terminar en una escuela completamente diferente y a saber cuantos años en el pasado convertía terriblemente mal en un eufemismo.

Y lo peor es que se habían visto obligados a forjar una alianza con la traidora de Mal y el resto de chicos buenos. Algo que le ponía de mal humor aunque para Uma resultaba muchísimo peor, Mal había sido la chica que la había molestado por mucho tiempo con eso de que no era lo suficientemente malvada y ahora va y traiciona al mal con el que tanto se llenaba la boca en la isla. Para Harry Hook no era más que una gran hipócrita.

Al menos pudo irritarla al inicio de la negociación diciéndole:
-¿Es que no puedes pasarte sin hacer nada horrible ni medio año? ¿Lo de volverte una princesita de cuento donde quedo?
Algo con lo que pudo ver el enojo en los ojos de la peli-violeta mientras que varios de esos chicos la miraron recelosos. Fue una pequeña compensación tras terminar en semejante lío por su culpa. Eso y poder establecer las reglas:
-Ok, de acuerdo, no podéis ir gritando que sois del futuro, decir que sois hijos de villanos o de quién sea, pero sobretodo, bajo ninguna circunstancia podéis ir corriendo a ver a vuestros y decirles: “hola, soy vuestro hijo del futuro, mirenme.” Si lo hacéis… os tiraremos a la piscina.
Dijo esto con seriedad y mirando sobretodo al principito de Mal, pues era el que más aspecto tenía de ir corriendo a buscar a sus padres. Finalmente llegaron a un necesario e inevitable acuerdo, no fastidiar el pasado para no tener consecuencias graves en el futuro ¿pero realmente podían confiar en ellos?.
-¿A nadie más le ha dado la sensación de que estos tipos trataran de volver a encerrarnos en la isla cuando lleguemos al futuro? -pregunto cuando por fin se quedó a solas junto a Uma y Gil, mientras los miraba a ambos. La expresión que le dedicó Uma hizo que Hook alzará la mano en gesto de paz: -solo digo.
-No tenemos otra alternativa -profirió Uma con una expresión que dejaba claro la poca gracia que le hacía colaborar con Mal. Harry Hook suspiro resignado mientras asistía.
-Está bien. Nos vemos mañana -dijo cuando se vieron obligados a volver a sus habitaciones por las horas que era -vamonos, Gil.

Harry y Gil recorrieron los pasillos guiados por una información que sabían que no debía estar ahí pero que había aparecido mágicamente. No recorrieron mucha distancia antes de que una chica a la que no conocía, pero que otra vez les llegó información sobre ella, como si se tratara del guión de una película, que les permitió saber quién era.
-Hola, ¿Qué dijeron vuestros padres sobre lo del otro día?  -pregunto la chica haciendo que Hook predijera inmediatamente lo que iba a ocurrir.
-¿Padres? Mi padre es G…-inmediatamente Gil tuvo que guardar silencio por un pisotón que Hook le metió de forma disimulada.
-Geógrafo, lo repite siempre. Pero no te preocupes, nuestros padres no se enteraron porque pasan la mayor parte del tiempo trabajando.
Fue lo primero que a Hook se le ocurrió decir mientras tomaba del antebrazo a su compañero y le dedicaba una seria mirada:
-¡Vamonos! -le susurró con tono serio y hasta amenazador.
Por suerte, no tuvieron más interrupciones en todo el trayecto pero esa experiencia dejo pensando a Hook que como diablos iban a hacer para que Gil no metiera la pata, decidió que lo mejor era ordenarle a la tripulación que se encargará de ello y estuvieron atentos a cualquier desliz de su compañero.
Finalmente se tio en la cama sorprendiendose de lo confortable que era:
-Este sitio puede terminar siendo un rollazo pero las camas… -comento más para sí mismo que para Gil sin importarle realmente lo que este pudiera pensar -parecen sacadas de Nunca Jamás.

Vengo por Audrey La reina del Ma... Digo, la hija de la Bella Durmiente

¿Quién tenía razón de nuevo? ¿Quién dijo que usar magia era una mala idea? ¿Y quien estaba ahora atrapada en este sitio donde no podía revelar quién soy por culpa de unos estúpidos villanos inconscientes que no saben ni usar su propia magia negra?
Yo, por supuesto, Audrey, hija de la Bella Durmiente y futura... Ah, no, Ex-Futura reina de Auradon desde que esa bruja de Mal me robó a Ben con esos aires de "chica mala" y se ganó a todo Auradon con su pelo guay y sus hechizos de belleza.
¿Y para qué? Ahora nos ha metido a todos en este lío en el que lo mismo pisamos una mariposa y ya no nacemos. Muy bien, Mal...
Resoplaba mientras Chad me seguía los pasos, exasperándome, como siempre, hasta que me paré en seco y me volví molesta.

- ¡¿Qué!? ¡¿Qué narices quieres, Chad?! ¡¿Es que no tienes nada mejor que hacer?!

Le grité enfadada por aquella situación, mientras él me respondía con esos ridículos intentos de ganarse mi corazón... Un corazón que ya estaba roto, y que seguramente nunca dejaría de estarlo.

- Pero Audrey, soy yo, tu novio. Venga, pastelito, no te enfades conmigo.

¿Acaba de...? Respira hondo, Audrey... Respira...
Apreté los labios y esbocé una leve sonrisa tensa, dando un par de pasos hacia él.

- Chad... cariño... a ver si lo entiendes de una vez...

Se me acercó con esa cara de tonto y sonrisa embobada, casi pestañeando como un patán enamorado, y entonces le grité en su cara.

- ¡Por mí puedes morirte!

Se cayó al suelo de culo por el susto y al momento me volví haciendo ondear mi cabellera platino, con esos destellos de azul y rosa que por suerte había conservado tras aquel maldito hechizo. Me había costado horas de incómoda pelea con mis dos madrinas Flora y Primavera para que discutieran hasta el punto de que me quedase con esta perfecta mezcla y no iba a dejar que me lo arruinaran ahora.
Me alejé de Chad, furiosa, mientras miraba a mi alrededor, pero cuando me aparté lo suficiente, contemplando aquel castillo tan similar a Auradon, pero aún más grande, suspiré y me gesto de enfado pasó a uno de desesperación.
¿Qué íbamos a hacer ahora? ¿Cómo regresaríamos a casa? Pese a todo echaba de menos a mis padres y a la abuela, incluso pese a sus críticas sobre lo que había pasado con Ben, pero Chad no ayudabas y está claro que solo le interesaba por ser una bonita princesa. Si ni siquiera me conocía realmente... pero claro, ¿de qué se puede hablar con ese cabeza hueca?
A lo lejos vi a Mal en los jardines, rodeada de las que antes eran "mis" amigas. Algunas princesas e incluso Loonie y Jane. Ahora todas la admiraban a ella... y yo... ya no era nadie...

- ¿Qué ha sido de mi final feliz?...

Susurré con voz derrotada, sintiéndome más sola que nunca en un mundo al que ni siquiera pertenecía...

Solicito a Mal "la peor" o Lady Mal o la reina Mal...vale lo que sea

No me sorprendería que todos los afectados me culparán por esto o que al volver el hada madrina me expulsara por poner en riesgo no solo a Auradon sino al mismo futuro, pero eso no significaba que fuera a rendirme. No cuando sabia que podría arreglarlo a pesar de lo que pudiera parecer.

Puede que en un inicio lo haya hecho porque comenzaba a sentirme extraña en Auradon, como una pieza de joyería que se adhería a todo lo demás y una parte de mí, la parte que solía gobernar su territorio de la isla con puño de hierro, no podía con ello. Necesitaba aventura y pelea y propósito así que sí, comencé a sentirme obsesionada con los pequeños cambios y necesitaba descubrir la razón. Un error fatal pero también una oportunidad porque habia algo más en todo esto, no sabia que pero podía sentirlo como esa corriente eléctrica que me consumía cuando hacia magia, quién hubiera hecho esto era muy poderoso y malévolo ¿Qué iba a encontrar? No estaba segura, solo sabia lo que podía arruinar y lo que tenia que proteger. Mi propósito era muy claro ahora. Cuidar de todos aquellos que habían caído en este lío por mi y asegurarme de que tendríamos un futuro al cual volver.

Era elemental que nadie metiera la pata en este nuevo mundo sin magia y pese a que cada fibra en mi alma me advertía que no confiara en el camarón. Iba a hacerlo. Tenía que creer que hasta alguien tan loca como ella sabia los riegos y no querría evitar su nacimiento.

Reunidos en una sala común de la nueva escuela, me senté en la cabeza de la mesa central sonriendo a Ben que puso su mano en mi hombro como apoyo y me gire hacia a ella deseando que mis ojos tuvieran su antiguo resplandor verde que me hacia sentir más poderosa que ella y que nadie. Ella no sabia que había cambiado y que no la lastimaría, esperaba que eso me ayudará a dejar claro mi punto.

- Si estamos de acuerdo quisiera hacer oficial la tregua dije, volteando a ver a mis amigos para para confirmar que todos estaban de acuerdo y extendi la mano hacia mi mayor enemiga sin evitar una mueca solo por la idea de tocarla con algo que no fuera la punta de mis botas de combate.

"Es temporal" me dije al ver su intento de tripulación. Estaba segura de que todos teníamos ganas de lanzarnos los unos contra los otros pero ya no se trataba de nosotros ni de nuestros padres y la idea de conocerlos sino de existir y al volver a casa, todo seria diferente.

Solicito a Seline Greenwalt, la Buja Mala del Oeste.

"Dolor por dolor" esa era la frase que pasaba ahora por mi mente,  había sido abandonada por mi madre, abandonada por Rumpelstiskin a quien consideré mi maestro en la magia y las artes oscuras, ahora me encontraba alli, demasiado celosa para soportar el amor que florecia en aquella univesidad donde era la nueva profesora de Quimica avanzada, era odioso tener que soportarlo, mi carácter se había ido agriando desde entonces, no recordaba en que circunstancias fui abandonada ni como fue, eso lo había olvidado pero aun retenía en mi memoria que se me dejó a mi suerte y tuve que aprender a sobrevivir, mi magia me ayudó haciéndome fuerte y poderosa.

Ahora aquella fachada de profesora de Quimica Avanzada me permitía observar e investigar, debia encontrar a mi madre y hacerla pagar por tanto sufrimento y dolor y lo haría.

Explicaba una complicada fórmula a mis alumnos que atentos miraban a la pizarra concentrados, haciendo sus anotaciones en sus cuadernos, se oia el rasgar de las plumas en el papel y el tic tac del reloj, hasta que sonó el timbre-se acabó la lección de hoy-dije con una sonrisa fingiendo la amabilidad que no tenía, -estudiad para el examen de mañana-en realidad me daba igual que hicieran lo que les pareciese.

Cuando el grupo de alumnos salió de clase, me quedé sola-voy a por ti madre voy a encontrarte y voy a vengarme aunque me lleve toda la vida.
Envidiaba la vida que llevaban todos los estudiantes, muchos de ellos habían conocido a su pareja, yo no, tenía el corazón frio, pero sabía que debía aprentar ser lo que no era, aunque me roia de rabia por dentro y me amargaba más mi carácter, -Voy a por ti Madre-dije con una sonrisa siniestra e inquietante mientras mis ojos brillaban de color verde con un destello de intenso poder.

Estaba encerrada en aquella Universidad, me paseaba por el laboratorio de quimica con calma, aunque la envidia corroia mi frio corazón cuando veia como el amor florecia en algunos de mis alumnos, amor, quien necesita amor, maldita maldición, me había borrado todos los recuerdos, miré a aquel hombre que había atado-te ves bien asi-le dije con una sonrisa encantadora aunque siniestra, era un ladrón que había querido robarme mis pócimas pero había fallado y ahora iba a pagarlo caro.

Tomé un frasco de color verdoso-Ácido sulfurico-dije sin perder aquella sonrisa y lo sopesé en mi mano, el frasquito era pequeño del tamano de un puño y redondo con una boquilla estrecha, mi delgada mano se cerró sobre el frasquito y lo arrojé contra aquel rufian con odio, rompiéndose el frasco derramándose sobre el cuerpo de aquel ladrón que gritó, aunque todos estarian bien dormidos a esas horas, no despertarían eso seguro, lo que quedó de aquel hombre fue su esqueleto carbonizado que se desplomó de la silla incapaz ya de retenerlo las ataduras de cáñamo que lo habían retenido, muerto sin vida su cadáver yacia a mis pies.

-Mmmm me serivira para mi clase de química- necesitaba un esqueleto nuevo-dije colgando aquel esqueleto en un percheroaunque aun estaba algo sucio pero el ácido que quedaba se encargaría de limpiarlo.

Siempre había tenido talento con los venenos y las hierbas, las pociones eran mi especialidad, claro que nadie sabía eso, era mi pequeño secreto.

Celosa de aquellos a quienes la fortuna sonrei perversamente con odio, me veia atrapada aqui, momentos como éste me divertían pero eran efímeros, debía de nuevo fingir algo que no era, pues era mi hora de quimica con mis alumnos, si siempre debía fingir, estaba enjaulada como una fiera a la que creian que no tenía colmillos ni garras, nadie, nadie iba a domarne jamás.  

-Esto me ha alegrado el dia,-dije saliendo con una sonrisa encantadora en los labios.

Hola hola, vengo a solicitar el personaje de Uma Ribeira :

Dicen que los villanos no tenemos derechos a finales felices, dicen que somos malos desde que nacemos hasta que morimos, dicen, siempre dicen pero nunca escuchan y muchos menos ven.

Hacía ya unos días desde que la niñita de Maléfica había decidido arrastrarnos con ellas a un mundo sin magias , sin padres que nos recordarse y con un futuro que pendía de un hilo.

Ahora, en un presente que desubicaba a todos por igual, fuese héroe o villano nos habíamos visto obligados a estar en el mismo cuarto con la peli-violeta y traidora de Mal sin tirarnos los jarrones a la cabeza.

Sentadas en aquella mesa ambas nos mirábamos dejando ver que no nos soportábamos en lo más mínimo ¿pero es que como iba a respetar a alguien que no solo confraternizaba con el enemigo sino que se había enamorado de él?

Observe con molestia al rey de una mentira mientras la traidora hablaba de una tregua, que irónico que tras negarsenos una a nosotros ahora una al verse acorralados como un pecesito entre los incisivos de un tiburón.

—Está bien , Mal. Trabajaremos juntas para que tengamos un mundo al que regresar. Y quizás tras esto se nos permita el beneficio de la duda, ¿no crees Ben?.

Menuda cara de zoquete tenía, no llegaba a entender muy bien que veía mal en alguien como el pero yo si se que veo en el. Y es una vía de escape. Una vez zanjado me levanté; no tenía intensión alguna de estar más en aquel cuarto y no necesitaba una respuesta del mini bestia pues no le estaba sugiriendo nada, mi pregunta era meramente retórica.

Salí de aquel cuarto, seguida de mis dos manos y mejores amigos. Gil me siguió sin rechistar, sinceramente creo que no se había enterado de lo que había pasado. Pero Harry si que se había enterado y me lo estaba dejando intuir con sutiles comentarios.

— ¿de verdad vamos a ayudar a esa hipócrita?, nos mandarán de vuelta a la isla en cuanto terminemos - espetó molesto.

— Callate Harry, es lo mejor —Musité zanjante dando por terminada aquella posible conversación. Estaba de acuerdo en realidad con eso que había dicho Hook y por ello tenía en mente un plan , uno que quizás no sólo nos dejaría ser libres sino que haría que por primera vez.

Se nos escuchará